Adivina el Cuento: Fragmento VI

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—Cinco minutos, nena.
—En seguida subo —respondió Mario con cautela, incómodo bajo su escrutinio—. Tengo que acabar de pintarme el ojo.
—Déjatelo así. Igual si sólo llevas uno pintado llamas un poco la atención. —Úrsula resopló con desdén—. La única drag que pasa más desapercibida que un geek en el baile de graduación. Eh, igual debería decirle a Jonás que pusiera eso en los carteles de la entrada… Así a lo mejor atraías un poco de público.
Mario puso los ojos en blanco y se volvió de nuevo hacia el espejo. Cogió el pincel y comenzó a aplicarse purpurina sobre el párpado superior, siguiendo la línea curva que había dibujado cuidadosamente con un lápiz del mismo color marrón oscuro que sus ojos. Tratando de hacer caso omiso de la presencia de Úrsula, que no parecía muy dispuesta a marcharse, cogió el rímmel y se afanó en aplicarse dos gruesos brochazos en las pestañas, abriendo la boca en un óvalo que deformaba sus rasgos demasiado duros para parecer femeninos.

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